En esta noche fría
Te he llorado como si hubieras muerto.
No dejo de pensar en ti
Y en el hecho de que nunca podré tenerte.
Estoy harta
De amanecer siempre sola
De amanecer siempre sola
En esta inmensa cama.
Estoy harta
De llevarle la contraria al mundo
De llevarle la contraria al mundo
Yo sola.
No dejo de pensar en ti.
He soñado que te he ido a buscar,
Pero me detuve a la entrada del recinto,
Me di la vuelta y me alejé del lugar.
En esta noche solitaria
Me estoy embriagando
Con temas melancólicos,
Llenos de desamor y corazones rotos.
Mi razón me dice
Que me “componga”,
Pero mi alma testaruda
Hace caso omiso
Y sigue soñando con imposibles,
Como que tú vendrás
Y curaras este loco y roto corazón.
Te admiro y te envidio.
Te quiero para mí.
Quisiera que ambos
Contempláramos a la Luna
Desde mi balcón.
Quisiera dejar de verte
Desde afuera de la ventana.
Ojalá supieras que es para ti este poema.
Ojalá supieras que lo público en tu color favorito.
Ojalá supieras que eres tú el que se ha robado mi razón
Y me hace suspirar cada vez que digo tu nombre.
Ojalá supieras los deseos que tengo de que me tomes en tus brazos
Y me beses loca y apasionadamente.
Eres bello,
Encantador,
Rebelde,
Sabio (a tu manera),
Joven.
Y me encanta.
Tú me encantas.
Seguiré embriagándome con las mismas melodías.
Seguiré llorando porque no puedo tenerte.
Seguiré recordándote.
Seguiré con mi vida,
Así como tú seguirás con la tuya.
Y recitando los versos de otra poetiza:
“No encuentro forma a alguna de olvidarte porque seguir amándote es inevitable.
…Ya sabrás la situación, aquí todo está peor, pero al menos aún respiro.
No tienes que decirlo. No vas a volver, te conozco bien.
Ya buscaré qué hacer conmigo”
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